La historia del Himno Nacional Argentino
es bastante más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Por lo
menos, más compleja que la versión que nos enseñaron en la escuela. Y si bien a
esta altura es conocido por todos que la letra original fue acortada, existe
una larga serie de anécdotas y detalles que sólo son referidos por los
especialistas en el tema. Aunque historiadores, musicólogos y periodistas le
dedicaron páginas a la Canción Patria en libros y ensayos como Historia de los
símbolos nacionales argentinos (Luis
Canepa), O juremos con gloria morir
(Esteban Buch), El águila guerrera
(Pacho O`Donnel) o Argentinos (Jorge
Lanata), resulta difícil establecer las verdaderos acontecimientos que
desembocaron en la creación del Himno, en vista de que las fuentes ofrecen
diversas interpretaciones de los hechos, en algunos casos complementarias, en
otros contradictorias.
Al parecer, todo comienza el 24 de mayo de
1812, con la representación en la Casa de Comedia de la pieza teatral El 25 de
Mayo, cuyo final desembocaba en un encendido himno coreado por los actores,
sobre música original de Blas Parera. Una versión más romántica de la historia
señala que entre los espectadores se encontraba Vicente López y Planes, quien inspirado
por esto habría escrito esa misma noche la primera estrofa de un himno que
pronto reemplazaría al que se escuchaba en el teatro.
La partitura, escrita para orquesta, es
aprobada también y el denominado Himno Patriótico se estrena en noviembre de 1812
en el Cabildo de Buenos Aires, tras lo cual comienza a cantarse según las
indicaciones del decreto inicial. Al poco tiempo, razones prácticas simplifican
las obligaciones de los escolares: el gobierno recomienda que los niños lo canten
sólo una vez por mes, en día festivo. Ante esta situación, la obra pierde valor
entre la sociedad de Bs. As.
Lo cierto es que la Asamblea General
Constituyente convoca una vez más a la creación de un himno que de manera
heroica resuma los ideales de la Revolución de Mayo y simbolice el entusiasmo
patriótico del pueblo y durante la sesión del 11 de mayo de 1813, López y
Planes da a conocer su obra y obtiene la aprobación unánime de la asamblea con
el texto original que hoy conocemos.
Tampoco existe acuerdo unánime respecto del
lugar donde el Himno Nacional fue ejecutado por primera vez. Según la
tradición, tuvo su estreno en la casa de Mariquita
Sánchez de Thompson, dama de la sociedad porteña de la época, asidua
anfitriona de veladas musicales. Pero otras fuentes sostienen que el debut de
la obra se produjo el 25 de mayo de 1813 al pie de la Pirámide de Mayo, cantado
por los alumnos de la escuelita del maestro Rufino Sánchez. Y que el mismo día,
por la noche, se entonó en el Coliseo Provisional. Esta segunda versión se
fundamenta básicamente en que, tratándose de un encargo gubernamental de tamaña
magnitud, difícilmente su estreno se confinara a un ámbito reducido pero no
resulta descabellado pensar en un pre-estreno en las condiciones antedichas, ya
que es muy probable que tanto López y Planes como Blas Parera fueran asiduos
concurrentes de las Tertulia de los Thompson. Esta última obra alcanzó
rápidamente gran popularidad y muy pronto quedó instalada en forma excluyente
como canción patria, siendo interpretada tanto en eventos oficiales y sociales
como también en el campo de batalla.
Así y todo la letra y música de nuestro
Himno nacional, declarada también símbolo patrio, tuvo muchas reacciones
adversas, detracciones, intentos de cambio sustanciales. Las reacciones ante el
Himno resultan dispares desde épocas de Alvear, en funciones de Gala del Teatro
Colón, pasando por desfiles históricos de los 9 de Julio, sin dejar de
mencionar los sucedidos en Actos Patrióticos en la Casa Rosada y en
espectáculos públicos y eventos deportivos.
Muchos años después, en 1990, la polémica
parece resurgir cuando Charly García enfrenta un juicio por “ofensa a los
símbolos patrios” al incluir, en su álbum Filosofía barata y zapatos de goma,
una versión del himno adaptada a la estética del rock. Sin embargo a menos de
dos años de ese episodio los tribunales autorizan la difusión de este nuevo
arreglo y la polémica acaba por agotarse en el ámbito mediático.
En el año 2000 otro artista popular, Lito
Vitale, prepara una nueva versión del himno para teclados y sintetizadores. La
misma forma parte del disco El grito sagrado, que incluye además arreglos de
otras canciones patrias, a cargo de intérpretes argentinos de diferentes
géneros como Jairo, Sandra Miahanovich, Victor Heredia, Pedro Aznar y Juan
Carlos Baglietto y en esta ocasión, no se genera ninguna polémica.
Sin embargo éste se ha mantenido
musicalmente muy activo, solemne y hasta jactancioso por ser nominado
unánimemente como uno de los Himnos más bellos junto a la Marsellesa (Himno de
Francia).
Prof. Rodolfo Diorio
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